La calidad del agua es un tema fundamental en la gestión de recursos hídricos, ya sea para el consumo humano, la agricultura, la industria o los ecosistemas naturales. Entre los parámetros que se evalúan para determinar esta calidad, la turbidez ocupa un lugar destacado. Este concepto se refiere a la medida en que el agua pierde su claridad debido a la presencia de partículas suspendidas, microorganismos, y otras sustancias. Pero, ¿qué es exactamente la turbidez? ¿Cómo se mide y por qué es importante? A lo largo de este artículo exploraremos en profundidad este concepto, su relevancia y su impacto en distintos contextos.
La turbidez del agua es una medida de la opacidad o la falta de transparencia en un cuerpo de agua. Se produce cuando partículas como arcilla, limo, materia orgánica en descomposición, microorganismos, plancton o contaminantes quedan suspendidas en el agua, dispersando y absorbiendo la luz en lugar de permitir que esta pase directamente.
Un agua altamente turbia puede parecer lechosa o marrón dependiendo del tipo y la cantidad de partículas presentes. Este parámetro no necesariamente indica la contaminación química del agua, pero es un signo de posibles problemas ambientales, de salud pública o técnicos en sistemas de abastecimiento.
La turbidez se mide en unidades de turbidez nefelométrica (NTU, por sus siglas en inglés), utilizando un nefelómetro, un dispositivo que mide la cantidad de luz dispersada por partículas en el agua. Este método es particularmente efectivo porque la luz dispersada es proporcional al número y tamaño de las partículas.
El proceso implica dirigir un rayo de luz al agua y medir la luz dispersada en un ángulo específico. Cuanto más turbia sea el agua, mayor será el nivel de dispersión de la luz, y por lo tanto, el valor de NTU.
En contextos menos avanzados tecnológicamente, la turbidez también se puede evaluar mediante métodos visuales. Uno de los más comunes es el disco Secchi, un disco blanco y negro que se sumerge en el agua hasta que deja de ser visible. La profundidad a la que el disco desaparece proporciona una medida indirecta de la turbidez.
Actualmente, los sistemas automatizados y los sensores en línea están ganando popularidad, ya que permiten medir la turbidez de forma continua en tiempo real. Estos sistemas son especialmente útiles en plantas de tratamiento de agua, donde la turbidez debe ser monitoreada de manera constante para garantizar un agua segura.
La turbidez puede deberse a múltiples factores, que varían según el entorno y la actividad humana. Algunas de las principales causas incluyen:
La turbidez puede tener implicaciones significativas para la salud. Aunque no es peligrosa en sí misma, suele asociarse con la presencia de patógenos como bacterias, virus y protozoos. Estas partículas pueden proporcionar un medio de transporte para microorganismos que causan enfermedades como la gastroenteritis, fiebre tifoidea y cólera.
En sistemas de tratamiento de agua, la alta turbidez dificulta los procesos de desinfección porque las partículas pueden proteger a los microorganismos de agentes químicos como el cloro.
La turbidez afecta la calidad del hábitat de muchos organismos acuáticos. Por ejemplo:
La turbidez también representa un desafío para infraestructuras hidráulicas. Las partículas suspendidas pueden acumularse en sistemas de tuberías y tanques, aumentando los costos de mantenimiento y reduciendo la eficiencia operativa.
El manejo de la turbidez requiere un enfoque integral que combine estrategias preventivas y correctivas:
La turbidez del agua es mucho más que un parámetro estético; es un indicador crítico de la salud ambiental, la calidad del agua potable y la sostenibilidad de los ecosistemas. Comprender sus causas, métodos de medición y estrategias de control es esencial para garantizar recursos hídricos limpios y seguros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el agua potable tenga una turbidez inferior a 5 NTU, aunque idealmente debería estar por debajo de 1 NTU para garantizar una desinfección eficaz.
No. La turbidez mide partículas suspendidas que afectan la claridad del agua, mientras que la contaminación incluye sustancias químicas, biológicas y físicas perjudiciales.
La turbidez no altera directamente el sabor, pero sugiere la presencia de sedimentos o contaminantes que pueden cambiar la calidad del agua.
Sí, mediante el uso de filtros de agua domésticos o métodos como hervir el agua y decantar los sedimentos visibles.
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